domingo, 17 de julio de 2011

La discapacidad enseña. Testimonios desde dentro.

Esta entrada del blog es un homenaje a un equipo de baloncesto muy 'especial' que está formado en su totalidad por personas con discapacidad intelectual. Se trata del club Aderes de Burjassot (Valencia), ocho veces campeón nacional. Pero ese tremendo éxito es insignificante ante la humanidad que desprenden sus palabras, dardos de solidaridad, optimismo y ganas de vivir. A continuación mostramos algunas de ellas.
- "Hace 20 años, una persona como nosotros estaría en un psiquiátrico. Se nos veía como a locos y nos tenían encerrados. Hemos salido y somos un ejemplo de que alguien como nosotros, lo que antes llamaban anormales, se puede divertir, viajar, trabajar y tener una familia. El baloncesto ha sido para nosotros el comienzo de un camino".
- "Somos una bombilla que está un poco floja y a veces se apaga, pero si la aprietas puede brillar".
- "Esto es como si te falta un brazo; es más difícil que te desenvuelvas y encuentres trabajo, pero sigues siendo persona. A nosotros a lo mejor nos falta algo en la cabeza, pero somos humanos y tenemos sentimientos".
- "A veces hubiera preferido nacer en silla de ruedas, al menos la gente entendería lo que me pasa; intentaría ayudarme y no me verían como un monstruo".
- "Quizá no seamos famosos para la gente de la calle; no somos tan importantes como Gasol. Pero cada uno es famoso para el resto del equipo. Somos famosos entre nosotros mismos. Nos tenemos y no nos fallamos".

Encomiable también toda la historia del club y de sus empleados, tan luchadores como los propios jugadores de baloncesto, que con su esfuerzo construyeron, seguramente sin darse cuenta, el mejor vehículo para la socialización y normalización que se pudiera pensar para sus hijos.

En ese mismo artículo, Mercedes Jaraba, subdirectora general del Ministerio de Igualdad, describe, con mucho acierto a mi parecer, la realidad de la población con discapacidad intelectual, "Se trata de una persona con discapacidad, pero no quiere decir que sea discapacitado, y menos aún, minusválido. Tampoco quiere decir que sea un enfermo mental ni necesariamente dependiente. Quiere decir que tiene desventajas respecto al entorno que le rodea. Que se enfrenta a unas barreras que no tiene un ciudadano normalizado. Y eso es más fácil de entender si hablamos de alguien con un problema físico: una persona con discapacidad motora tal vez no consiga subir una escalera, pero si le pones un ascensor, ese handicap desaparece. El problema es que en las personas con discapacidad intelectual, esas barreras son más graves e invisibles. Más difíciles de superar. ¿Cómo les podemos apoyar? A un ciego le puedes ayudar a cruzar la calle con un semáforo sonoro, pero ¿cómo apoyas a una persona con discapacidad intelectual? Sabemos poco de ellos. Son un laberinto. Y debemos solucionar esa carencia sensibilizando y educando a la sociedad. Muchas veces ni los médicos saben diagnosticar su problema. El cerebro es una caja negra que encierra incógnitas"

Leer el artículo completo pinchando aquí

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