domingo, 26 de diciembre de 2010

Pequeños apuntes sobre el autismo.

Los estudios calculan que el autismo afecta, en mayor o menor medida, a uno de cada 1000 nacimientos. Solo el 7% de los niños con este trastorno estudia en centros integrados; el resto, en colegio especiales. La mayoría no alcanza el nivel de secundaria. Son aprendices visuales, su educación se basa en pictogramas.

                                   

Imagínese que llega a un país donde nunca ha estado. No conoce el idioma y sus recursos gestuales no le sirven de nada. Nadie le entiende y usted no entiende a nadie. Tampoco conoce las costumbres sociales, todo lo que sucede le resulta extraño y se siente incapaz de predecir. Imagínese que esa sensación persistiese en el tiempo, un día, otro, y otro. Probablemente se sentiría muy ansioso. Querría huir. Y sobre todo tendría una necesidad urgente de que alguien le explicase qué sentido tienen las cosas que están ocurriendo a su alrededor. Así máso menos es como se siente una persona con autismo casi todos los días de su vida.

Un niño aprende de forma natural a hablar, a simular con la realidad, a través de un uso simbólico de los objetos. Aprende a adentrarse en la cabeza de los demás e intuir que es lo que piensan, y planificar sus actos de forma inteligente, pero a la vez flexible, teniendo en cuenta el contexto. Todas estas hhss, y otras muchas, se adquieren prácticamente de manera involuntaria, absorviendo todos los aprendizajes que el día a día ofrece. Un niño con autismo es incapaz de aprender todo esto, teniendo que recurrir a situaciones de enseñanza-aprendizaje exageradamente artificiales, dirigidas, ordenadas y estructuradas para adquirir de manera contextualizada algún aprendizaje social. Es decir, aprenden de manera explícita y artificial todo lo que el resto de personas es capaz de aprender de manera espontánea.

Sólo la mitad de las personas con autismo llegan a hablar, y tan solo una cuarta parte, a leer y escribir. Los autistas con niveles más altos pueden llegar a tener un lenguaje bien articulado pero fallan en el contenido y lo utilizan poco - adquieren el lenguaje como el que aprende otro idioma, de forma repetitiva, rutinaria y, de alguna manera, robotizada -. En muchas ocasionas en la comunicación importa más la forma que el contenido del mensaje, entendiendo por forma, la entonación, el tono, la fluidez, el ritmo o la acentuación. Estas características del lenguaje no son adquiridas por los autistas.

Lo mismo sucede con las relaciones afectivas. Hay que enseñárselas de manera sistemática y muy estructurada, ya que presentan un déficit general en la capacidad de comprensión de las claves afectivas y emocionales presentes en las relaciones humanas. No reconocen ni comprenden las expresiones emocionales en sí mismos ni en los demás.

Por ello, se les enseña aquellos aprendizajes eminentemente funcionales y que requieran para su vida diaria. Por ejemplo, a tener autonomía personal - comer, vestirse, higiene personal, comportarse en lugares públicos -.

En cuanto a su escolarización, les suelen gustar asignaturas muy mecánicas y poco conceptuales. Tienen problemas de atención y se obsesionan con determinados temas, que suelen ser muy extraños para sus iguales, lo que les empuja, todavía más, a su aislamiento. En el recreo suelen estar solos.

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